jueves, 1 de diciembre de 2011

Botox en Urologia

La toxina botulínica es una de las neurotoxinas biológicas mas potentes hasta ahora descubiertas, es producida por una bacteria conocida como Clostridium Botulinum y de esta se conocen 7 distintos serotipos A, B, C1, D ,E, F y G, de los cuales los serotipos A y B son los actualmente disponibles para aplicación en humanos.

Desde hace varios años se viene aprovechando el efecto neuromodulador de la toxina botulínica y en el tratamiento de diversas enfermedades (distonía cervical, blefaroespasmo, parálisis cerebral infantil, etc.) y mas recientemente gracias a nuevos descubrimientos en este campo se ha empleado en el manejo de algunos síndromes dolorosos.
En el campo de la urología el empleo de la toxina botulínica viene de pocos años atrás y en algunos países aún su aplicación con fines urológicos, solo esta próxima a ser aprobada, sin embargo cada vez son mas los estudios científicos serios que soportan su aplicación con resultados muy satisfactorios.
Toxina Botulínica en Urología
La toxina botulínica se viene aplicando en la vejiga y en el esfínter uretral con diferentes indicaciones.
En la vejiga se ha empleado para el manejo de la vejiga hiperactiva, la vejiga hiperreflexica y la incontinencia urinaria que no responde al tratamiento farmacológico convencional. Se ha visto que la inyección de toxina botulínica en la vejiga aumenta la capacidad vesical máxima, disminuye las presiones en el interior de la vejiga y disminuye el numero de episodios de incontinencia en personas con vejiga hiperreflexica o hiperactiva, todo lo anterior se traduce en n mejor tratamiento de estas enfermedades disminuyendo el riesgo de complicaciones (infecciones, reflujo de orina daño renal) y mejorando la calidad de vida de los pacientes con respuesta por encima del 80%.
En vejiga también se esta inyectando toxina para tratar enfermedades como el síndrome de vejiga dolorosa (cistitis intersticial y dolor pélvico crónico) con iguales buenos resultados.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Colocacion Sling Masculino


SONDAS VESICALES






¿Qué son las sondas vesicales? Las sondas vesicales son productos sanitarios de un solo uso, e instrumentos con forma de tubo y de composición, calibre, longitud y consistencia variable.
Se introducen a través de la uretra, hasta la vejiga urinaria, para evacuar la orina contenida en su interior o bien instilar líquido a través de la misma, con fines diagnósticos o terapéuticos.
¿Para qué se indica el sondaje vesical? Las sondas urinarias se utilizan para:
  • Vaciar la vejiga en caso de retención urinaria.
  • Control de la cantidad de la diuresis.
  • Recoger muestra de orina estéril, cuando no se puede obtener por los medios habituales.
  • Determinar si persiste orina residual después de una micción espontánea.
  • Permitir la cicatrización de vías urinarias tras la cirugía.
  • Realizar irrigaciones vesicales en caso de hematuria (lavados), o administrar medicación con finalidad de diagnóstico o tratamiento.
  • Mantener seca la zona genital en pacientes incontinentes en situaciones especiales, como es el caso del tratamiento de escaras, úlceras o dermatitis de contacto en la región genitourinaria o sacra de difícil manejo.
Información
Antes de realizar un sondaje vesical hay que informar al paciente sobre la finalidad del procedimiento. Primero le explicaremos que le vamos a realizar la higiene de los genitales. Luego pediremos su colaboración a la hora de realizar la técnica y le tranquilizaremos, ya que si el paciente está nervioso la técnica será más difícil de realizar.
Le explicaremos paso a paso lo que estamos haciendo. Cuando hayamos introducido la sonda un poco pediremos al paciente que respire profundamente para facilitar la entrada de la sonda.
Intimidad
Preservaremos su intimidad lo máximo posible cerrando ventanas y puertas, poniendo un cartel en la puerta que especifique que se está realizando un sondaje vesical y no se puede entrar. En el caso de que la habitación sea compartida, correr las cortinas o colocar un biombo.
Procedimiento
Informar al paciente.
Lavado higiénico de manos.
Colocación de un protector debajo de los glúteos del paciente.
Colocación de guantes de un solo uso.
Lavado genital.
Coger todo el material necesario para el sondaje vesical.
Lavarse las manos con jabón antiséptico.
Colocación de guantes estériles.
Colocación de tallas estériles, delimitando así el campo de acción. En el campo estéril podemos colocar el material estéril (entre las piernas del paciente).
Comprobar el balón de seguridad de la sonda, introducien-do 10 ml. de aire, esperar unos segundos y sacar el aire.
Poner en la jeringa 10 ml. de suero fisiológico.
Lubricar la sonda con vaselina anestésica procurando no obstruir los orificios proximales.
Introducir la sonda sin forzar unos centímetros.
Pedir al paciente que respire profundamente para facili-tar la entrada de la sonda.
Coger con firmeza la sonda cuando empiece a fluir la orina y conectarla a la bolsa colectora.
Hinchar el balón de seguridad y comprobar que está bien fijada.
Retirar el material y colocar cómodamente al paciente.
Fijar la sonda al muslo del paciente y a la cama.
Diferencias entre el sondaje masculino y el femenino: En la mujer debido a la proximidad de la uretra y la vagina, se puede cometer el error de introducir la sonda en la vagina en vez de en el orificio uretral. En tal caso, cogeríamos otra sonda y empezaríamos de nuevo. También hay que tener en cuenta la longitud de la uretra; la uretra femenina mide de 4-6,5 cm. y la masculina 14-16,5 cm. En el hombre es importante, que al principio el pene esté en posición vertical, cuando se haya introduci-do unos 7 cm. se hará descender el pene para que pase bien la sonda por la próstata.
Mantenimiento
Características de la bolsa de diuresis para prevenir infección:
Que la bolsa sea estéril.
Que tenga una válvula antirreflujo.
Que tenga una válvula de vaciado.

Mantenimiento de un paciente con sondaje permanente
Realizar la higiene de los genitales del paciente con agua y jabón varias veces al día y lavar la parte distal de la sonda con solución antiséptica.
Fijar la sonda de forma que no esté tirante y permita la movilización del paciente.
Cambiar la bolsa una vez al día, y siempre que sea oportuno.
Que la bolsa no toque el suelo.
Que la bolsa esté a una altura inferior a la vejiga.
Tras 7 días de permanencia de la sonda, controlar la posible aparición de infección.

Precauciones al movilizar a un enfermo sondado:
Pinzar la sonda.
Procurar que la bolsa quede siempre por debajo de la vejiga.
Registro
Después de haber efectuado el sondaje vesical se anotará:
La hora de colocación de la sonda.
La razón del procedimiento.
El tipo de sonda utilizada y el calibre.
Si se ha realizado alguna prueba con la orina emitida, el color de la misma y su aspecto.
La cantidad de orina evacuada.
Las molestias que manifieste el paciente tales como dolor o escozor.
¿De qué materiales están hechas las sondas vesicales? Las sondas pueden ser de muy diferentes materiales, y los más utilizados son el látex, el látex siliconado, la silicona pura, el polivinilo y los poliuretanos.
Látex. De uso muy frecuente, sin embargo las sondas de látex pueden provocar alergia en las personas alérgicas al látex. Para evitarlo existen sondas de látex recubierto por una capa de silicona.
Silicona: Los catéteres de silicona son los que presentan mayor biocompatibilidad y a igualdad de calibre exterior, mayor calibre funcional (luz interior), por lo que pueden ser más finas y tener por tanto mejor tolerancia.
Tipos de sondas
Según el calibre: Los calibres deben seleccionarse según el sexo, la edad y características del paciente:
  • Adultos. Existen sondas desde el calibre 8 al 30. Los calibres que se utilizan con más frecuencia son:
    • Mujeres: CH 14 y 16.
    • Varones CH 16-18-20-22.
  • Pediátricas: CH 06–10.
Según la longitud:
  • Masculinas: 40 cm.
  • Femeninas: 20 cm.
  • Pediátricas: 20 cm.
Las sondas utilizadas para el vaciado por autosondaje intermitente son diferentes a las utilizadas en el sondaje permanente.
Según el tiempo de permanencia del sondaje:
El sondaje intermitente es el principal tratamiento de la incontinencia causada por daño medular o daño de los nervios que controlan la micción, y que producen incontinencia con mal vaciado de la vejiga. Consiste en la introducción de un catéter o sonda en la vejiga, a través de la uretra, para vaciarla de orina. La frecuencia del sondaje dependerá del volumen de orina diario y de la capacidad de la vejiga (3-4 sondajes diarios) y se realiza por el propio paciente o sus cuidadores (autosondaje).
Sondaje permanente, en el que la sonda es mantenida en su lugar por un balón que se hincha con aire o agua al colocarla. Está indicado en casos de intervención quirúrgica, para controlar la diuresis, o cuando es necesario mantener una vía de drenaje o de lavado continuo de la vejiga. Una sonda permanente debe cambiarse cada 15-20 días, aunque las sondas de silicona pueden mantenerse un periodo más largo hasta de 2-4 meses.

Biopsia prostatica ecodirigida


jueves, 6 de octubre de 2011

Que es el PSA?

El antígeno prostático específico (frecuentemente abreviado por sus siglas en inglés, PSA) es una sustancia proteica sintetizada por células de la próstata y su función es la disolución del coágulo seminal. Es una proteína cuya síntesis no es exclusiva de la próstata. Una pequeñísima parte de este PSA pasa a la circulación sanguínea de hombres enfermos, y es precisamente esta PSA que pasa a la sangre, la que se mide para el diagnóstico, pronóstico y seguimiento del cáncer —tanto localizado como metastásico— y otros trastornos de la próstata, como la prostatitis. Los niveles normales en sangre de PSA en los varones sanos son muy bajos, del orden de millones de veces menos que el semen, y se elevan en la enfermedad prostática. Los valores de referencia para el PSA sérico varían según los distintos laboratorios, aunque el valor normal aceptado actualmente es de hasta 2,5 ng/ml. Su producción depende de la presencia de andrógenos y del tamaño de la glándula prostática.

Aunque el PSA es más abundante en el semen, una pequeña proporción se encuentra también en la sangre, a niveles normalmente inferiores a 4,0 ng / mililitro. La concentración sérica de PSA es la prueba más sensible para detectar precozmente el cáncer de próstata, ya que se eleva en el 65% de los casos aproximadamente. El intervalo normal en el primer examen comercial del PSA (el Tandem-R PSA creado por Hybritech) en 1986 se basaba en un estudio que demostró que el 99% de los 472 hombres aparentemente sanos tenían un PSA total por debajo de 4 ng/mL. El punto de corte de los niveles normales puede aumentar según la edad del paciente. De esta forma, unos niveles de PSA séricos de 4 ng/mL pueden considerarse elevados en una persona de 50 años y ser normales en una de 80 años. Los niveles de PSA oscilan de forma aleatoria en torno a un 15% en un mismo individuo. Así, un análisis de PSA de 3 ng/mL se puede repetir en otra ocasión y podría dar un resultado de 3,5 ó 2,5 ng/mL de forma natural. En un paciente hospitalizado los niveles pueden disminuir hasta un 50%.






PSA sanguíneo
 
l «PSA total».
Cuando se desarrolla un cáncer de próstata, los niveles de PSA aumentan por encima de 4. Si los niveles se encuentran entre 4 y 10, la probabilidad de tener un cáncer de próstata es del 25%. Si los niveles de PSA son mayores de 10, la posibilidad de padecer un cáncer de próstata es del 67% y aumenta conforme los niveles de PSA se incrementan. El PSA es un marcador tumoral imperfecto por su escasa sensibilidad (35% de falsos negativos) y su falta de especificidad ya que los niveles del PSA pueden verse afectados por muchos factores. La elevación del PSA en plasma es proporcional a la masa tumoral presente y, de esta forma, el PSA en sangre es una gran prueba para detectar la presencia de un cáncer de próstata. Cuanto más avanzado sea el proceso tumoral será más frecuente encontrar valores por encima de la normalidad y éstos suelen ser más elevados. No obstante, un cierto porcentaje de pacientes con cáncer de próstata tiene unos niveles de PSA normales, en cuyo caso los resultados serían un falso negativo.
El PSA aumenta con el agrandamiento de la próstata, llamado también hiperplasia benigna de próstata o HBP, fenómeno que ocurre en muchos hombres conforme van avanzando en edad. También puede aumentar en caso de irritación, prostatitis —una inflamación de la glándula prostática— y en el infarto prostático.16 El PSA también puede aumentar normal y lentamente conforme avanza la edad del hombre, incluso si la próstata es normal. La eyaculación puede provocar un aumento temporal del PSA en la sangre, razón por la que se recomienda abstenerse de relaciones sexuales un mínimo de 2 días antes de la extracción de sangre para el estudio del PSA. Al contrario de lo que se ha creído durante años, el tacto rectal no altera significativamente los niveles del PSA. Utilizando conjuntamente el valor del PSA y el tacto rectal se puede descubrir más del 60% de los cánceres de próstata que todavía no están localizados.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Cistitis Infeccion urinaria




La infección urinaria en la mujer constituye una de las infecciones más frecuentes. Cerca del 30% de las mujeres entre 20 y 40 años han tenido un episodio de infección urinaria durante su vida.
Puede manifestarse con compromiso vesical (cistitis) o bien renal (pielonefritis). La cistitis puede manifestarse con aumento de la frecuencia miccional, ardor al orinar (disuria), molestias en hemiabdomen inferior, micciones con escaso volumen y, a veces, presentan sangrado con la micción (hematuria). Cuando aparece fiebre mayor de 38°C axilar, dolor lumbar, escalofríos, nauseas, vómitos y decaimiento general estamos en presencia de compromiso renal (pielonefritis).
Es más frecuente en las mujeres en edad sexualmente activa. Cuando es recurrente, es decir que repite más de dos o tres episodios en el año, una vez descartadas las alteraciones anatómicas se las vincula con una predisposición biológica a padecerlas y con las relaciones sexuales (cistitis postcoital).

El tratamiento habitual consiste en antibióticos por un período de 3 o 7 días asociados a analgésicos o antiespasmódicos urinarios.

Diagnóstico
El diagnóstico se realiza mediante un análisis de orina (urocultivo), el cual debe realizarse recolectando en un frasco estéril el chorro medio de orina (es aconsejable realizarlo con una retención de al menos 3 horas). Además es recomendable un examen físico completo para descartar compromiso renal.
Como estudios complementarios podemos realizar una ecografía renal y vesical pre y postmiccional, análisis de sangre, radiografía de abdomen y, en ocasiones, una pielografía si los síntomas la justifican, a fin de descartar patologías asociadas.
Es importante no automedicarse ante la presencia de los primeros síntomas de cistitis. Es importante, también, realizar un urocultivo previo al tratamiento y siempre consultar con su médico de cabecera.


Las infecciones urinarias recurrentes (IUR) son un problema clínico frecuente, especialmente en mujeres jóvenes sexualmente activas, en embarazadas, en pacientes posmenopáusicas y en pacientes con patología urológica subyacente. En este capítulo se revisan las IUR basándose en su clasificación: recidivas, que suelen ser precoces (< 1 mes), están causadas por el mismo microorganismo y se asocian con patología urológica subyacente, y reinfecciones, que suelen ser más tardías y causadas por distintos microorganismos (o el mismo que permanecería acantonado en el recto o en las células uroepiteliales). Factores de riesgo asociados a las IUR en mujeres premenopáusicas (generalmente relacionadas con la actividad sexual), en mujeres posmenopáusicas (en las que destaca el papel que desempeña el déficit estrogénico sobre la flora de Lactobacillus vaginal) y en las embarazadas.
Estrategias terapéuticas para la prevención de las IUR:  autotratamiento de la cistitis, profilaxis antibiótica continua, profilaxis antibiótica poscoital, estrógenos tópicos vaginales, Lactobacillus, arándanos, administración intravesical de cepas avirulentas de Escherichia coli y vacunas, entre otros.


Para mas informacion:



viernes, 2 de septiembre de 2011

Enfermedad de la Peyronie.



Se denomina enfermedad de Peyronie a una alteración en la cual se produce un endurecimiento de los tejidos que rodean los cuerpos eréctiles del pene. Este endurecimiento producido por una cicatrización anormal de los tejidos mencionados genera la aparición de una curvatura del pene durante la erección debido a la pérdida de elasticidad normal de los tejidos afectados. En algunos casos estas placas fibróticas pueden calcificarse.





                Esta curvatura del pene que se produce durante la enfermedad de Peyronie puede acompañarse de dolor durante las erecciones o asociarse a dificultad para mantener una erección adecuada. La característica de la curvatura que desarrolla el pene depende de la magnitud y la ubicación de dicha fibrosis. La curvatura en algunos casos puede ser de tal magnitud que puede dificultar la penetración durante las relaciones sexuales.


                No se conoce con certeza la causa que genera la enfermedad de Peyronie si bien se han planteado diversas teorías para explicarla ninguna de ellas ha demostrado con exactitud cual es el mecanismo por el cual se genera esta cicatrización o fibrosis y la consecuente curvatura peneana. El antecedente de traumatismo a nivel del pene puede en algunos casos ser responsable de la aparición de este problema.


                La cicatriz o placa que se forma puede ser palpada por el propio paciente o por el médico al realizar el examen correspondiente como un endurecimiento debajo de la piel del pene siendo en la mayoría de los casos el examen del médico el único método de diagnostico de esta enfermedad.

                Esta cicatriz o fibrosis puede crecer gradualmente hasta que luego de un tiempo su crecimiento se estabiliza o se detiene pero no desaparece, durante este período también puede variar la característica o magnitud de la curvatura generada. Esta estabilización de la placa habitualmente se asocia a la desaparición del dolor al cual suele asociarse.


                No existe un tratamiento que cure en forma definitiva la enfermedad de Peyronie. Existen algunas alternativas de tratamiento como la administración de Vitamina E que pueden ayudar a disminuir el proceso cicatrizal en algunos pacientes hasta que la placa o cicatriz se estabiliza o detiene. Otras alternativas de tratamiento son la inyección de sustancias a nivel de la placa o la administración de algunos fármacos que se están desarrollando en la actualidad para intentar tratar esta enfermedad pero ninguno ha demostrado ser suficientemente eficaz.


                Los tratamientos quirúrgicos consisten básicamente en la extirpación de la placa y la corrección de la curvatura del pene utilizando diferentes variantes técnicas según cada caso en particular. Tiene una indicación mas precisa en aquellos casos en los cuales luego de un tiempo prudencial la curvatura no ha mejorado e impide mantener relaciones sexuales adecuadas.







Por: Dr. José Vázquez Especialista Consultor en Urología.
Médico de Planta y Jefe del área Andrología. División Urología. Hospital de Clínicas “José de San Martín”. Buenos Aires.

RTU-Prostatica

jueves, 1 de septiembre de 2011

  • Guía para el manejo quirúrgico de la incontinencia urinaria de estrés en la mujer
    Guideline for the surgical management of female stress urinary incontinence
    American Urological Association (AUA).
    The Journal of Urology 2010; 183(5):1906-1914.
    La prevalencia de la incontinencia urinaria tiene un amplio rango (entre 5% y 45% en la mujer), si bien es un problema que no altera el pronóstico vital, tiene un efecto negativo en la autoestima y en la autonomía; puede aumentar el riesgo de aislamiento social, depresión y disfunción sexual, afectando de manera importante a la autopercepción de salud y a la calidad de vida..  

viernes, 29 de julio de 2011

Tumores Testiculares



Cáncer de testículo
Si bien el cáncer de testículo es una enfermedad poco frecuente, es la causa más común de cáncer sólido entre los 15 y 35 años de edad. Constituye sólo el 1% de los cánceres del hombre. La mayoría de los tumores nacen de las células germinales del testículo que son las que originan los espermatozoides. Un punto importante es que el cáncer de testículo tiene un gran potencial de curación, incluso en los estadios más avanzados cuando ha generado metástasis.
Factores de Riesgo:
  • Testículos no descendidos: Se denomina criptorquidia cuando los testículos no han descendido normalmente al escroto antes del nacimiento. Esta alteración se acompaña de un riesgo mayor de padecer cáncer de testículo.
  • Antecedente de cáncer de testículo previo: El paciente que ha padecido de un cáncer de testículo tiene una ligera mayor posibilidad de padecer cáncer en el otro testículo.
Síntomas
En prácticamente la mayoría de los casos se detecta por una induración en alguna parte del testículo, generalmente indoloro y sin reacción inflamatoria. Lamentablemente, los pacientes tienden a retrasar la consulta. Lo más importante es que ante cualquier cambio en la consistencia del testículo, aunque no ocasione ningún síntoma, se debe realizar rápidamente la consulta. Menos frecuente es el dolor y cuadro inflamatorio. Raramente puede presentarse por la presencia de un ganglio en alguna zona de nuestro organismo o dolor en la región lumbar o aumento de la glándula mamaria.
Diagnóstico
Muchas veces, el examen físico prácticamente confirma el diagnóstico. Seguramente su médico le solicitará una ecografía testicular, que es un estudio rápido e indoloro que confirmará el diagnóstico. Serán necesarios uno análisis de sangre, especialmente unos marcadores tumorales específicos denominados alfa feto proteínas (alfa FP) y beta gonadotrofina crónica (beta HCG) y láctico dehidrogenasa (LDH). También puede indicarle en ese momento una radiografía de tórax y una tomografía axial computada de abdomen y pelvis con contraste, o una resonancia nuclear magnética.
Tratamiento inicial
El tratamiento inicial es la exploración quirúrgica testicular por la vía inguinal. El urólogo decidirá en ese momento si es necesario realizar una biopsia intraoperatoria antes de extirpar el testículo. La cirugía consiste en la extirpación de todo el testículo, el epidídimo y el cordón espermático. Se puede colocar en ese momento una prótesis testicular con fines estéticos.
Tipo de tumor
El patólogo establecerá de qué tipo de tumor se trata. En la mayoría de los casos el tipo histológico se denomina tumores seminomatosos. Los otros tumores, denominados no seminomatosos, tienen diferentes estirpes histológicas, carcinoma embrionario, tumor del saco vitelino, teratomas, coriocarcinomas. Existen diferentes factores pronósticos que serán analizados con el urólogo para determinar si es necesario un tratamiento posterior.
Clasifican de los tumores testiculares
Estadio 1 es aquel que está enteramente confinado al testículo. Estadio 2 es aquel que ha involucrado los ganglios del abdomen. Estadio 3 es aquel que se ha extendido más allá de los ganglios del abdomen o que presenta metástasis en órganos no ganglionares, como el hígado, pulmones o cerebro.
Tratamientos posteriores
El tratamiento variará de acuerdo al tipo de tumor y estadio del mismo. Las opciones, que se discutirán con el urólogo caso por caso, pueden variar entre:
  1. Control o vigilancia: En la mayoría de los casos se produce la curación solamente con la extirpación del testículo por lo que los pacientes pueden entrar en un programa de vigilancia estricta. Se realizaran controles periódicos con marcadores tumorales y estudios de imágenes con tomografía computada o resonancias nucleares magnéticas.
  2. Linfadenectomía retroperitoneal: En algunos casos especialmente en tumores no seminomatosos se puede indicar la extirpación de los ganglios linfáticos ubicados en el retroperitoneo. Esta técnica puede realizarse para estadificar la enfermedad o con finalidad curativa
  3. Quimioterapia: Consiste en la administración de drogas que actúan sobre las células tumorales existentes en el organismo. Grandes avances en los últimos 30 años se han logrado en el tratamiento de estadios avanzados, es decir cuando el tumor de ha extendido fuera del testículo como a los ganglios linfáticos, hígado, pulmón o cerebro, lográndose altas tasas de curación. Existen diferente esquemas de tratamiento siendo las drogas más comúnmente utilizadas el cisplatino, bleomicina y etoposido. Los médicos discutirán con el paciente los efectos adversos de estos tratamientos
  4. Radioterapia retroperitoneal: Algunos tumores de testículo como los seminomas son muy sensibles al tratamiento con radiaciones en los ganglios del retroperitoneo alcanzando altas tasas de curación.