El cáncer de próstata ocupa los primeros lugares en la lista de
afecciones neoplásicas en el mundo entero. Afortunadamente, tanto por
sus características como por las diversas opciones de tratamiento, se
trata también de un padecimiento que puede ser resuelto de manera
eficaz. De todos modos, quienes han padecido un tumor de próstata deben
ser controlados por su médico a intervalos periódicos, realizando
diversos estudios diagnósticos de modo de evaluar si en algún momento
se produce algún tipo de recaída, para actuar en forma temprana.
En este contexto, resulta útil reflexionar sobre las condiciones que
pueden reducir el riesgo de recaídas. Por este motivo resultan
interesantes los resultados de una investigación llevada a cabo por un
grupo de expertos de la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health,
de Baltimore (EE.UU.), quienes llegaron a la conclusión de que el
aumento de peso y la obesidad constituyen factores de riesgo de
recurrencia luego de una prostatectomía (extirpación de próstata) por
cáncer del órgano. La experiencia, presentada en la reunión anual 2010
de la American Association of Cancer Research, se llevó a
cabo mediante el seguimiento de 1.337 sujetos sometidos a
prostatectomía radical por cáncer de próstata localizado. A lo largo de
un seguimiento durante más de 7 años, un porcentaje de los
participantes presentaron recaídas de su enfermedad. Los investigadores
estadounidenses precisaron que en los pacientes que eran obesos antes
de la intervención no existía relación con la recaída pero no ocurría
lo mismo con aquellos que se tornaron obesos 1 año después de la
intervención quirúrgica. Comparados con quienes mantuvieron estable su
peso corporal, aquéllos que habían aumentado por lo menos 2,5 kg luego
del período mencionado tuvieron el doble de riesgo de presentar
recaídas de su enfermedad. Por lo contrario, quienes se mantuvieron
físicamente activos (actividad física = 5 horas o más) presentaron
menor riesgo de recurrencia incluso entre quienes eran obesos, no así
con los que habían aumentado de más de 2,5 kg de peso. Los
participantes que aumentaron de peso luego de la cirugía lo hicieron en
un promedio de 5 kg de peso luego del año.
El sobrepeso y la obesidad constituyen un factor de riesgo para el
desarrollo de los tipos de cánceres más comunes, como el de colon, de
mama y de próstata. En esta ocasión, los investigadores añaden otro
dato que confirma la importancia de no bajar la guardia en la lucha por
evitar ganar peso. Se trata de lo que se denomina prevención secundaria
del cáncer, es decir, evitar la reaparición de una neoplasia una vez
que ésta ha sido adecuadamente tratada y erradicada. Por este motivo,
no deberá sorprenderlo que su médico personal y los especialistas que
lo asistan le recomienden tan enfáticamente adoptar un plan de
alimentación saludable, con calorías controladas, asociado a un régimen
de actividad física regular. Tenga en cuenta que no se trata de dietas
muy estrictas de difícil seguimiento ni de convertirse en un atleta
(basta con 5 horas durante la semana para evitar el sedentarismo).
Considere además, que si usted ha sido sometido a una cirugía como la
mencionada, es posible que padezca o tenga un riesgo aumentado por la
edad de padecer hipertensión arterial, diabetes o problemas
cardiovasculares vinculados con el colesterol elevado. Las
intervenciones propuestas para prevenir recaídas del cáncer de próstata
constituyen, además, una excelente forma de controlar dichos trastornos
o de contribuir a prevenirlos.
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