La fimosis y la parafimosis son trastornos anatómicos relacionados con la adaptación y deslizamiento del prepucio sobre el glande. Algunos de estos problemas se pueden presentar en forma aguda, y si no se demora la consulta suelen ser situaciones de sencilla resolución.La fimosis y la parafimosis
Aunque de algún modo relacionadas, la fimosis y la parafimosis son situaciones algo diferentes. En el caso de la fimosis, la piel que recubre por encima al pene (conocida como prepucio) presenta obstrucción o cerramiento de su orificio, de modo que no le permite retraerse por encima de la punta o cabeza del pene (que anatómicamente recibe el nombre de glande). Normalmente, en el recién nacido existe este impedimento, pero con el desarrollo se modifica y al llegar a los 17 años prácticamente todos los varones están en condiciones de retraer completamente el prepucio.
La higiene y los cuidados de los niños pequeños (indicados por el pediatra o los asistentes en Puericultura) ayudan a que las madres higienicen a sus pequeños con cuidado, de modo que no se presenten problemas, pero en algún caso estos cuidados pueden ser exagerados. En efecto, algunas madres o personas a cargo de los cuidados de los bebés, temerosos de que se produzcan problemas o infecciones, suelen producir la retracción del prepucio con energía o bien antes de tiempo, lo cual puede dar lugar a cicatrices de tipo fibroso que terminan ocasionando aquello que quiso prevenirse. En diabéticos ancianos, se ha observado fimosis como resultado de infecciones regionales crónicas (balanopostitis crónica). En efecto, aquellos cuadros de infecciones en la zona del glande o el prepucio, favorecidas por higiene inadecuada, son factores predisponentes a la fimosis
La parafimosis es una situación en la cual el prepucio, traccionado hacia atrás, queda “atrapado” detrás del glande y no puede volver a descender a su lugar habitual. En ese caso, se produce una compresión del pene, que impide el drenaje sanguíneo normal. Esto produce una coloración azulada (como la que observó Pablo) y dolor.
En el caso de Pablo, es probable que el auxiliar que intervino en la colocación de la sonda haya traccionado hacia atrás el prepucio con tanta energía que provocara este cuadro Por eso, para prevenir la parafimosis, es conveniente asegurarse que el prepucio ha descendido, luego de la higiene, de tener relaciones sexuales o de maniobras como la colocación de una sonda o un procedimiento diagnóstico.
El tratamiento de la fimosis y parafimosis
Lo primero que el médico procura es tratar la inflamación. Una vez que ésta haya cedido es posible retornar el prepucio a su ubicación habitual. Para aliviar la inflamación puede recurrirse a la aplicación de hielo, esponjas o paños húmedos especiales o maniobras manuales, que el especialista indica.
En términos generales, la parafimosis no es más que un susto con pronto retorno a la normalidad. Pero en otros casos, pueden ser necesarios otros tipos de intervenciones, con ayuda de anestesia local o incluso general.
A diferencia de la parafimosis, si la fimosis no puede superarse con métodos incruentos se plantea la circuncisión.
Dos aspectos son importantes a rescatar sobre el tema. El primero de ellos se refiere a la higiene cuidadosa de la zona, que se debe iniciar desde el nacimiento, continuar cuando el niño se higieniza por sí mismo y mantenerse durante toda la vida adulta. El otro aspecto es no demorar la consulta al médico por temor o vergüenza. Como se explicó, se trata de cuadros de aparición aguda, que asustan mucho pero que se resuelven con el tratamiento adecuado e indicado por el especialista.
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